Nadie debería vender un coche (con el que está satisfecho), por negligencias y falta de respuestas de quién está obligado a solucionar los problemas que el coche pueda tener.
Ya se que decir las cosas, o escribirlas en este caso, es muy fácil, y que al mismo tiempo, dista mucho de la realidad. Pero en mi caso, puedo escribir con conocimiento de causa.
Entiendo al mismo tiempo, que hay gente que no está por la labor de emprender conflictos con los talleres, sea por una causa o simplemente por que no ve que tenga que pasar un mal rato, por algo ajeno a él. Algo que también es respetable, pero dentro de esto, también debemos entender, que en esta vida, todo cuesta y solucionar los problemas, más aún.
No pretendo con esto ni agitar a nadie, ni mucho menos crear conflicto o provocación, ni mucho menos ser el iluminado del foro, mi única intención tras leer varios posts de compañeros que ante la impotencia o lo que sea de ver su coche con un problema al que nadie le da solución, opten por la triste opción de ponerlo a la venta.
Esto es a mi modo de ver, algo bastante denigrante y al mismo tiempo entristecedor hacia quien ha puesto su ilusión (y su dinero), en un producto determinado.
Tanto MAE, como el taller que sea, debería ser consciente y tener en cuenta, (que el cliente que depositó en esa marca su confianza, necesitó en la mayoría de los casos un sacrificio para poder adquirir el coche), y peor aún, deberían ser al mismo tiempo responsables de solventar los posibles problemas que el producto adquirido pudiera presentar.
Esa es la primera parte del asunto.
A la vista está, de que ningún de los anteriormente citados como responsables de dar solución a problemas evidentes parece tomar una decisión con vista a (no contentar un cliente, cosa que quizá se crean), solucionar un problema del producto (vendido por ellos, y pagado por su cliente), deberá ser este último, el que de el primer paso hacia una vía de solución.
Ahora hablo de mi.
Cualquier compañero de este foro podrá leer mi historia cuando el coche se encontraba en la misma situación de la de muchos otros, (insisto), ni soy más listo, ni más guapo que nadie, simplemente cuando apareció el problema y traté de, educada y correctamente poner en sus manos el asunto, empecé a darme cuenta de que esa, (era la peor manera de proceder con esta gente).
Ni es mi manera de hacer las cosas, ni de que las hagan conmigo, pero me di cuenta de que o que dices no es lo único que importa, es muy importante cómo lo dices y con que determinación. Eso dio un vuelco a la cosa, y es cuando empecé a ver las primeras caras serias y con muestra de descontento cada vez que aparecía por allí, el escozor que provocaba verme, casi era contagioso.
Entonces a la vista de ello, tuve que hacer uso del principio de reciprocidad, intentando convencer al paisano de que en vez de ser mi coche fuera el suyo, su forma de actuar sería la misma. Es en este momento cuando el paisano se miraba los zapatos, (no se si para pensar en lo que le dijera, o simplemente, ver si los tenía relucientes, pero la cosa empezaba a tomar otro derrotero.
Tras esto, llegó el siempre denostado principio de autoridad, algo tan absurdo como necesario en este mundo, para que te tomen en serio.
Empezaron los correos, y demás documentación y llamadas, (bajo la amenaza de una denuncia informada y debidamente estructurada), aquí se perdieron las sonrisas, los buenos gestos y demás parafernalias ofrecidas, pero se encontró el camino hacia la solución, (y se solucionó).
Es cierto que una vez solventado el asunto, mantuvimos una larga charla tratando de ver, si era necesario llegar a los extremos para que se hiciera la cosa como se debería desde el primer momento, claro que la cosa quedó en tablas, era de suponer, pero tampoco tuvo más importancia, hasta el día de hoy quedo debidamente resuelta y sigo disfrutando cada día con mi coche, es por esto, que escribo este aburrido texto, con el fin de que no deberíamos arrugarnos, ni pensar en ventas, antes de pelear por lo que pagamos.
(y perdón por la extensión del escrito).